Mucho sabemos acerca del considerado como un figura universal de las letras, Miguel de Cervantes. Sin embargo, nunca se han podido encontrar sus restos mortales Por ello, un equipo de científicos españoles armados de georradares y termografía infrarroja, ha iniciado la búsqueda de los restos del escritor bajo la madrileña Iglesia de las Trinitarias.
Luis Avial, georradarista; Francisco Etxebarría, forense; y el historiador Fernando Prado, son los responsables de esta empresa que tendrá como primera fase la detección, a la que seguirá la de excavación y análisis de los restos que se creen sepultados en el interior del antiguo convento de las Trinitarias, entre las madrileñas calles de las Huertas y de Lope de Vega.
Para ello contarán con un equipo técnico formado por aparatos termográficos y un georradar con el que poder poder batir con frecuencias electromagnéticas el espacio acotado del subsuelo. También disponen de sensores térmicos y dispositivos de reconversión de croquis lineales a mapas tridimensionales.
Según se sabe Cervantes fue inhumado en un espacio de 300 metros cuadrados, casi con total certeza subterráneo, bajo la iglesia conventual. Se trata de un espacio relativamente pequeño, lo que permite a científicos e investigadores albergar una cierta esperanza de dar con los restos óseos del escritor. Identificarlos no será difícil ya que se conoce que el escritor tuvo en vida una lesión en la mano izquierda y en el esternón, esta última provocada posiblemente por una pelota de arcabuz recibida en la batalla de Lepanto en 1571.
La búsqueda no se limitará únicamente al subsuelo, ya que los restos también podrían encontrarse en los muros. Por ello, los muros serán tratados también con sensores de infrarrojos.
En cuanto a la fase de análisis es importante recordar que los huesos no podrán ser analizados por su ADN, ya que no queda descendencia directa del escritor.
La primera fase de búsqueda ya está en marcha y se espera que pueda prolongarse durante una semana o semana y media. En caso de encontrarse los restos óseos, la segunda y tercera fase, es decir, de excavación y análisis respectivamente, podrían implicar plazos bastante más largos.