Mi chico y yo siempre habíamos tenido ganas de conocer Francia, y más concretamente la costa de la región de Provenza-Alpes-Costa Azul. Por ello, el verano pasado decidimos llegar hasta allí desde Madrid en coche para lo que nos esperaban casi 1.200 kilómetros de trayecto durante los cuales pudimos conocer también la región de Languedoc-Rosellón. Parece una locura, pero realmente de Barcelona a Nimes se llega en cuatro horas y desde este punto a Menton otras tres.
A nuestra llegada al país galo observamos los Pirineos y la llanura de Perpignan hasta llegar a la zona de los Castillos Cátaros para visitar el conjunto de la Edad Media. También pudimos disfrutar de las ciudades de Narbona y Béziers y de sus cascos antiguos, así como de las largas playas y albuferas de la costa de Languedoc, donde abundan las ostras y mejillones que pudimos probar en la zona de Mèze, junto con un buen vino. Antes de llegar a la zona de Séte, se encuentra la Reserva Africana de Sigean, una gran extensión natural y un lugar digno de ver antes de visitar los canales y muelles de Séte.
Hacia el norte se encuentra el Parque Natural des Grands Causses, el pueblo de Roquefort y las gargantas del rio Tarn, un paraíso que encantará a los amantes de la naturaleza. Así llegamos a Montpellier, una ciudad que cuenta con más de cien monumentos históricos, y a Nimes, donde las visitas a su anfiteatro, a la Maison Carrée y a la antigua muralla son casi obligadas.
Ya en la región de la Provenza-Alpes-Costa Azul encontramos multitud de ciudades de gran interés como Arles, Avignon, Orange o Aigües Mortes aunque depende del tiempo disponible para poder acudir a todas. Las paradas en Mont Ventoux, la ruta de la Lavanda, Vallon Pont d’Arc en la zona de Ardeche y en el pueblo de Rustrel merecen la pena, así como St-Remy de Provence y des Baux de Provence. En Marseille disfrutamos del Vieux Port y de los calanques o fiordos en el sur y del caso antiguo y la zona de bares de Aix-en-Provence.
Al llegar a la Costa Azul, conviene visitar ciudades como Antibes, Cagnes-sur-mer, Villefranche-sur-mer, Saint-Jean-Cap-Ferrat, St Raphäel o St Trpez que hacen alarde del lujo y del glamour propios de la zona. Al igual que las pequeñas islas de la Provenza, cuyas visitas se realizan a través de rutas guiadas. Sin embargo, el fin de nuestro itinerario estaba cerca, siendo Cannes, Niza y Menton las últimas ciudades que visitamos.
Al ser la primera vez que viajábamos a Francia, tuvimos que organizar nuestro viaje con la ayuda de una guía online que pudiera aconsejarnos sobre el itinerario a seguir, así como los hoteles disponibles, los mejores restaurantes y otros consejos para evitar percances durante el viaje. Además, una vez en el país galo, pudimos seguir consultando dicha guía desde nuestro smartphone gracias a sus actualizaciones diarias y a la geolocalización de su interfaz.