El pasado sábado fue hallado en el convento de las Trinatarias un ataúd con las siglas M.C, que corresponden a las de Miguel de Cervantes. El hallazago tuvo lugar después de un proceso de búsqueda iniciado el pasado mes de abril.
El féretro, muy carcomido por la humedad y los xiláfagos, presenta unas iniciales insertadas en su cabecera, correspondientes a Miguel de Cervantes, enterrado allí el 23 de abril de 1616.
No obstante, el equipo de investigación presente en las excavaciones, no se atreve todavía a asegurar de forma contundente que los restos hallados se correspondan al Príncipe de las Letras.
En una primera exploración, realizada con la inserción de una microcámara en el interior, se pudo comprobar que en el interior se hallan restos óseos. Sin embargo, estos restos se encuentran mezclados unos con otros, siendo algunos de ellos infantiles y que se hallan a los pies del ataúd.
Ahora es el momento de que la medicina forense determine si los restos hallados dentro del féretro con las iniciales M.C. se corresponden realmente a los de Miguel de Cervantes. La primera tarea será la de separar los huesos infantiles de los adultos. Posteriormente, una vez aislados los de los adultos, se realizará una discriminación entre femeninos y masculinos.
Una vez realizados todos los procesos de discriminación se procederá a buscar en los restos masculinos cualquier indicio sobre las lesiones que caracterizaron a Cervantes. Por ejemplo, la atrofia ósea en los huesos del metacarpo de la mano izquierda o los impactos de pelotas de arcabuz en el esternón sufridos en la batalla de Lepanto. Otros datos que se conocen sobre el escritor es que al momento de su muerte contaba con solo seis piezas dentales y con una artrosis que acabó encorvando su columna vertebral.