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La crítica cinematográfica que nos ocupa hoy va dirigida a una película del cineasta Guy Ritchie, Rocknrolla. Se puede considerar a esta película como una vuelta a los orígenes en el año 2008 del director tras el fracaso de su película «Barridos por la marea». La película cuenta con varios personajes principales destacando al comienzo de la misma Uno dos (Gerard Butler) y Susurros (Idris Elba), los cuales en su intento de hacer fortuna en el mercado inmobiliario asociándose con uno de los «dueños» de la ciudad, Lenny (Tom Wilkinson), se encuentran con una gran deuda a devolverle.
Al mismo tiempo Lenny contraerá otra deuda bien distinta con un magnate ruso pero que rápidamente les relacionará cerrando el círculo. Como punto de unión en la historia nos encontramos con Stella (Thandie Newton), una gran contable financiera que trabaja para el magnate ruso Uri (Karel Roden). Sin embargo, será esta quien proporcione la acción a la película ya que se encargará de ayudar a Uno dos y Susurros a robar el dinero del magnate ruso que Lenny debe recibir a cambio de una licencia de construcción que no llega. Un dinero que realmente servirá para pagar a Lenny la deuda que han contraído. ¿Lo gracioso de todo? Stella no tiene ni idea de la relación que existe entre todos ellos. Para completar la película nos encontramos con el hijo rockero y drogadicto de Lenny, el ayudante de Lenny que lleva el peso de todos sus movimientos, un cuadro que relaciona a todos los personajes y otros actores secundarios que forman parte de la sucia trama sucedida en la ciudad de Londres.
¿El resultado? Guy Ritchie se queda a medio gas y la película aunque entretenida, no termina de despegar. Pasados unos días probablemente no te acordarás de ella. De hecho, lo mejor de todo probablemente sea la intro de Rocknrolla.